viernes, 29 de julio de 2011

M.

No estamos preparados para la muerte. Para la pérdida, para despegarnos de las personas que amamos. No estamos preparados, no importa cuanta porquería espiritual me vendan, o religiosa o lo que sea. No estoy preparada.

No estoy preparada para ver morir a mis amigos, para ver sus nombres en la sección de policiales y que periodistas estúpidos me vengan a contar de su depresión y que "se sospecha que fue un suicidio".Para recibir un mensaje y que diga "falleció", odio esa palabra.Llegar corriendo tratando de encontrar un mail. un mensaje, algo que me diga que todo era un chiste. Y no encontrar nada.

M. fue uno de los grandes amigos que me dió la vida. De esos que llamas a las 3 de la mañana porque necesitas algo y a los 10 minutos están en tu puerta. De esos que se encuentran pocas veces en la vida.Sincero, cariñoso, simpático, generoso. De esa gente que te da todo y no espera nada a cambio. Nos veiamos poco el último tiempo por la distancia, pero cada tanto atendía el teléfono y era él. Contándome que estaba mejor, que ahora había encontrado algo que si le gustaba. El quería a todo el mundo, a todo el mundo menos a si mismo. Le repetía una y otra vez todo lo que el significaba para mi, para todos, lo que el podía. 
No me creía, no se creía. No se quería.

La última vez que hablamos me pidió que lo vaya a visitar. No fuí. Y pienso que hubiera pasado si hubiera tenido un tiempo y hubiera ido. Si lo hubiera llamado en estos días. Si pudiera haberle dicho una vez más cuánto lo quería.


viernes, 1 de julio de 2011

Despedida

Cómo hago para verte ir? A vos que me diste tanto, que me aceptaste como tuya, que abriste tu corazon para dejarme entrar? Sos parte de mi vida, parte de mi historia, parte de quien soy. Tus palabras son mis enseñanzas y los momentos juntos marcas para siempre.

¿Cómo verte ir sintiendo que me diste todo y yo jamás podría terminar de devolvértelo o agradecerte?

Te vas y yo me quedo, me voy quedando cada día más en los recuerdos, envuelta en lágrimas y queriendo aferrarte más que nunca la vida.

Te vas Nonito querido, y ya siento que te empiezo a extrañar con el alma, sin siquiera saber cómo despedirme.
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