No estoy preparada para ver morir a mis amigos, para ver sus nombres en la sección de policiales y que periodistas estúpidos me vengan a contar de su depresión y que "se sospecha que fue un suicidio".Para recibir un mensaje y que diga "falleció", odio esa palabra.Llegar corriendo tratando de encontrar un mail. un mensaje, algo que me diga que todo era un chiste. Y no encontrar nada.
M. fue uno de los grandes amigos que me dió la vida. De esos que llamas a las 3 de la mañana porque necesitas algo y a los 10 minutos están en tu puerta. De esos que se encuentran pocas veces en la vida.Sincero, cariñoso, simpático, generoso. De esa gente que te da todo y no espera nada a cambio. Nos veiamos poco el último tiempo por la distancia, pero cada tanto atendía el teléfono y era él. Contándome que estaba mejor, que ahora había encontrado algo que si le gustaba. El quería a todo el mundo, a todo el mundo menos a si mismo. Le repetía una y otra vez todo lo que el significaba para mi, para todos, lo que el podía.
No me creía, no se creía. No se quería.
La última vez que hablamos me pidió que lo vaya a visitar. No fuí. Y pienso que hubiera pasado si hubiera tenido un tiempo y hubiera ido. Si lo hubiera llamado en estos días. Si pudiera haberle dicho una vez más cuánto lo quería.