Mostrando entradas con la etiqueta ficcion. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ficcion. Mostrar todas las entradas

sábado, 1 de agosto de 2009

La Mosquita

Foto: flickr.com

De un tiempo a esta parte conocí a una mosquita. Al principio mucho no me importaba, después me cayó un poco mejor, quizás porque volaba lejos y no me zumbaba en el oído. La mosquita tenía vocación de jueza, y andaba por el mundo pregonando a los cuatro vientos sus penas y castigos. Juicios de valor eran la especialidad de esta criaturita. Con el tiempo fui descubriendo que la mosquita juzgaba asctitudes que repetía en sus pequeña y mediocre vida de mosca. Como su vida era tan pero tan chiquitita y carente de mucha emoción , la mosquita se metía en las vidas ajenas, opinando y queriendo formar parte de situaciones que no la incluían. Especialmente le gustaban estar en los lugares donde nadie la había llamado, ahí disfrutaba de escuchar,de llevar y traer y de oficiar de abogada y jueza( su GRAN vocación).

Como era un insectito, la mosquita no entendía de códigos humanos. Entonces se dedicaba a andar por el mundo sin esos códigos, incluso le causaba gracia hacerlo, y se reía sin parar aunque provocara las lágrimas de los demás.Ella no tenía códigos, así que no lo podía entender.

Un día la mosquita me dió una genial clase de ética y moral, su carita pequeñita se le desprendió de su cuerpo y se le cayó en el momento de su largo discurso. Y se quedó sin cara la mosquita.¡Pobre mosca! ¡Pero qué suerte recibir esos consejos! Qué suerte haber podido ver a la mosquita sin su carita...porque recién ahí entendí todo.

Y en agradecimiento a esos maravillosos consejos, le voy a dar uno a la mosquita: Ahora tengo Raid mosquita, cuidado donde te metés, porque aprendí a usarlo.Volá lejos sin tu carita y cuidado de chocarte contra mí ahora que ya no podés ver...

sábado, 21 de febrero de 2009

Soberbia


Y eras joven, pero no lo parecías.Y eras grande, pero no lo parecías.Eras un anciano de veintitantos.Eras un adulto inmaduro.

Y la soberbia causaba estragos en tu persona.Y no podías ver más allá de tu mirada.Y no lo entendías.Y no te veías reflejado en ningún espejo.Porque tu vanidad no te lo permitía

Y sólo reprochabas el defecto ajeno.Y te jactabas de lo que carecías.Y no hacías otra cosa que emular lo que tanto criticabas.
Minuciosamente.
Sin respiro.
Una y otra vez.

Cuánta tristeza da verte.Cuánto rechazo da escucharte.Cuánta soberbia te envuelve.

Cuánta pena me da tu alma...

lunes, 8 de diciembre de 2008

La farsa


Se le notaba en cada uno de sus pasos, cada día menos precisos, más lentos e inseguros.Los años habían pasado y se encontraba en la mitad de su vida sin saber demasiado cómo era que había llegado ahí.

Sus ojos comenzaban a rodearse de pequeñas arrugas producto del llanto contenido, de las constantes maquinaciones que se multiplicaban en su cabeza,del esfuerzo que aparentar ser lo que no era le requería.Recordaba por momentos todo lo que había perdido por su proceder.Pero elegía negarlo, no aceptarlo, era un método que siempre le había funcionado ,y aunque había provocado estragos en su mente y en su personalidad no sabía de que otra manera actuar.

En los pocos momentos que se tomaba para reflexionar trataba de rastrear constantemente el momento exacto,el instante justo en el que el dolor ajeno le había comenzado a resultar insignificante, inexistente.Pero no podía ,había cosas que simplemente con el correr de los años se habían borrado.Y cada vez se iban con mayor facilidad.

Se encontraba tantas veces embarcado en situaciones que el mismo provocaba y que lo excedían, no las comprendía.No se sentía feliz con su forma de actuar pero parecía no encontrar otra forma de hacerlo.

A su alrededor las puertas se cerraban, las sonrisas desaparecían , las manos que habían querido socorrerlo ya no estaban.Su entorno se reducía más y más y las pocas personas que estaban a su alrededor no lo hacían feliz.En su mirada se hacía evidente.

Y en algunas oscuras y trágicas noches,cuando ni su propia mentira era suficiente, se acordaba de ella.Sentía que aún estaba tan presente, que todavía la podía abrazar y llorar en su hombro.Delineaba su silueta en la oscuridad para poder hacerla mas real, para convencerse que no se había ido.La buscaba en otros cuerpos, en otras sonrisas,creía escuchar su voz mas de mil veces al día,pero ella ya no estaba.Cada día le costaba más disimularlo.Y cuando finalmente lo aceptaba, el odio y el dolor se mezclaban y se convertían en uno.La culpa le aprisionaba el pecho, y la impotencia lo devastaba.



De a poco el sol aparece por entre los contornos de la ciudad que ya empieza a movilizarse ,y se cuela por las rendijas de su ventana.Se divisan de a poco sus ojos irritados por el llanto , congestionados e hinchados tras otra noche más sin dormir.En tan sólo un segundo se compone,se baña , se pone su disfraz del día y sus ojos vuelven a teñirse de indiferencia y egoísmo.Y sale a la calle, a vivir un día más de esa mentira a la que él decidió llamarle vida.
Add to Technorati Favorites