lunes, 8 de diciembre de 2008

La farsa


Se le notaba en cada uno de sus pasos, cada día menos precisos, más lentos e inseguros.Los años habían pasado y se encontraba en la mitad de su vida sin saber demasiado cómo era que había llegado ahí.

Sus ojos comenzaban a rodearse de pequeñas arrugas producto del llanto contenido, de las constantes maquinaciones que se multiplicaban en su cabeza,del esfuerzo que aparentar ser lo que no era le requería.Recordaba por momentos todo lo que había perdido por su proceder.Pero elegía negarlo, no aceptarlo, era un método que siempre le había funcionado ,y aunque había provocado estragos en su mente y en su personalidad no sabía de que otra manera actuar.

En los pocos momentos que se tomaba para reflexionar trataba de rastrear constantemente el momento exacto,el instante justo en el que el dolor ajeno le había comenzado a resultar insignificante, inexistente.Pero no podía ,había cosas que simplemente con el correr de los años se habían borrado.Y cada vez se iban con mayor facilidad.

Se encontraba tantas veces embarcado en situaciones que el mismo provocaba y que lo excedían, no las comprendía.No se sentía feliz con su forma de actuar pero parecía no encontrar otra forma de hacerlo.

A su alrededor las puertas se cerraban, las sonrisas desaparecían , las manos que habían querido socorrerlo ya no estaban.Su entorno se reducía más y más y las pocas personas que estaban a su alrededor no lo hacían feliz.En su mirada se hacía evidente.

Y en algunas oscuras y trágicas noches,cuando ni su propia mentira era suficiente, se acordaba de ella.Sentía que aún estaba tan presente, que todavía la podía abrazar y llorar en su hombro.Delineaba su silueta en la oscuridad para poder hacerla mas real, para convencerse que no se había ido.La buscaba en otros cuerpos, en otras sonrisas,creía escuchar su voz mas de mil veces al día,pero ella ya no estaba.Cada día le costaba más disimularlo.Y cuando finalmente lo aceptaba, el odio y el dolor se mezclaban y se convertían en uno.La culpa le aprisionaba el pecho, y la impotencia lo devastaba.



De a poco el sol aparece por entre los contornos de la ciudad que ya empieza a movilizarse ,y se cuela por las rendijas de su ventana.Se divisan de a poco sus ojos irritados por el llanto , congestionados e hinchados tras otra noche más sin dormir.En tan sólo un segundo se compone,se baña , se pone su disfraz del día y sus ojos vuelven a teñirse de indiferencia y egoísmo.Y sale a la calle, a vivir un día más de esa mentira a la que él decidió llamarle vida.

3 comentarios:

Café (con tostadas) dijo...

Uf, quién no se puso alguna vez su disfraz de día y salió a la calle como si nada pasara?

A veces pienso que es una forma de preservarnos, otras creo que es una manera de destruirnos. Siempre entiendo que me resulta inevitable.

Vicky dijo...

El problema es cuando ese disfraz se usa para herir a los demás, a fin de preservarse...

BLUEKITTY dijo...

Duele admitir que todos alguna vez nos hemos sentido así, pero también es verdad que se puede salir de ahí.

Saludos y buena semana =)

pd: me dijeron que no es una manera de preservarse pero sí de destruirse.

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