viernes, 18 de diciembre de 2009

Esperando

Nunca fui buena para esperar. Llego por lo menos 15 min temprano a todos lados, adelanto los relojes y me fastidio ante la impuntualidad. No se esperar, elijo no hacerlo, pero aún así las esperas mi acechan. y me veo esperando el llamado, la mirada, la respuesta, la llegada, esa palabra que siempre decís excepto cuando yo quiero que lo hagas, la confirmación, la negativa, el punto de partida para empezar a soñar. Y espero, sin saber como, desesperando. En algunos casos y luego de grandes desiluciones decidí que de ciertas situaciones mejor no esperar nada, y acepte que hay cosas que nunca van a cambiar, y me sentí más libre.

Y hay otras circunstancias, como ésta, en la que no me queda otra que hacer tripa corazón, armarme de paciencia y cruzar los dedos para que las cosas salgan como quiero.

(Si a alguien le sobra alguna buena onda, mándela para acá que ahora me viene bárbara)

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