Se acordó del camino, se acordó de los vaivenes, de las cornisas y los precipicios , de la opresión constante en el pecho.Casi se había olvidado, pero ese día todo le vino de golpe.
Como si volviera sobre sus pasos, como si necesitara sentir cada movimiento una vez más.Para cicatrizar la herida cerrada que no dejaba de sangrar.
Y se encontraron. Se miraron.Se reconocieron.Sonrieron aliviados.Y nada había cambiado,el mismo sillón, la misma luz, el mismo olor, la misma charla, las sonrisas, los abrazos, la piel, los suspiros, los nervios, los labios que se encontraban después de buscarse exhaustivamente.Estaba contenta por el reencuentro.Eran ellos, como antes, como siempre.Nada había cambiado, nada...excepto ella.
Y lo sabía, lo supo desde el primer instante.Y lo miró de frente, necesitaba hacerlo, lo miró para entenderlo, para no tener dudas , para cerciorarse de que esta vez tenía razón. Sonrió por dentro y supo que ahora sí, ésta vez el camino la esperaba para un viaje de ida.Su corazón se estremeció para dejar ir lo que tanto conocía y quería, lo que nunca antes había podido soltar y hacerlo historia en sus entrañas.
Y por primera vez cerrar fue abrir.
2 comentarios:
Y que valor hay que tener para enfrentar ese momento, ese darse cuenta inesperado que llega de repente, y tú alma , que a partir de ahí, lentamente empieza a sanar.
Beso!
Me quedo descubriendo este tu otro blog..
Te sigo y enlazo tu blog al mio.
Un abrazo
Saludos fraternos...
Que disfrutes del fin de semana...
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