lunes, 24 de noviembre de 2008

El edificio


Llegué a ese lugar con motivos muy lejanos a lo personal, con una mochila cargada de ilusiones, con nervios y con expectativas, con temores y con ganas.Hacía ya 2 años y medio que transitaba sus pasillos,pero a ese edificio casi no lo conocía, era nuevo para mí, y también lo era su gente.

Pasaron pocos minutos hasta que lo conocí, en ese momento le presté poca atención, mi cabeza había quedado en otro lado, en segundos hasta su nombre se me hizo dificil de recordar, poco sabía yo que estaba frente a alguien que me marcaría de manera tan certera.

En pocos días nos volvimos inseparables, compartimos anécdotas , historias, fantasmas de nuestras vidas.Se nos hacía muy simple estar juntos, nada parecía forzado,como si la vida nos hubiera cruzado en otra ocasión previa a esa.Pasamos horas hablando, el estaba pendiente de mí, y poco a poco yo empecé a estar atenta a lo que él hacía.Iba contra todas mis leyes personales, pero creo que eso lo hacía mas tentador y emocionante.

Me contó sus temores, sus traspiés ,los monstruos que desde chico lo habían perseguido y yo no pude contener mis ganas de protegerlo, de abrazarlo y garantizarle que ya nada lo iba a lastimar. Esas paredes eran testigos silenciosas de cómo nacía entre nosotros algo que parecía indestructible. Cada rincón de ese lugar guardaba un secreto: de palabras dichas por lo bajo, de complicidades que nadie más comprendía y besos robados sin planes previos.

Poco a poco los monstruos se encarnaron en su piel , y palabras de todos lados comenzaron a llover, primero suavemente y luego cada vez mas fuerte hasta convertirse en un temporal ineludible para mi.Cuando el agua casi me llegaba al cuello ,cuando la sensación de ahogo era innegable me subí al primer bote que encontré y huí con la poca entereza que me quedaba. Con la fuerza que él tenía, esa fuerza que yo le otorgué con abrazos protectores y palabras de aliento, convirtió ese río en un mar embravecido, nadie podía escaparse de él, y yo había cometido el error de hacerlo.Los cimientos de aquel edificio comenzaron a temblar...y antes de que sucumban, yo me fuí.

Otro edificio me esperaba, y aunque en aparencia parecía un nuevo comienzo era sólo una secuela de la misma historia.Me esperaba un tiempo de tormentas circunstanciales y lloviznas leves, pero de tanto remar contra corriente,llegué a la orilla más fuerte que nunca.Desde la otra costa él me gritaba, pero su voz cada vez tenía menos fuerza...Aun así, volver a ese edificio se me hacía imposible.

El nuevo edificio se había mantenido fuerte y en pie, pero mi tiempo ahí se había terminado, la lluvia habia pasado y el sol habia secado todo vestigio de agua, pero ya nada tenía que hacer ahí.Antes de irme tenía una deuda, y era volver a ese antiguo edificio en ruinas y ver lo que había quedado, no sólo del lugar, sino de mí...de nosotros.

Con miedo de que los fantasmas hubieran tomado el sitio haciendolo propio, me dirigí firme y decidida a cerrar ese capítulo oscuro.En el camino los recuerdos se hicieron presentes de manera palpable, pero con la fortaleza que las noches en vela me habían dado los miré de frente y poco pudieron hacer para quebrarme.

Al entrar descubrí que ese lugar todavía tenía una parte de mí, una parte que siempre iba a vivir ahí, y así quise que fuera. Dejar algo de mí ahí era sanar,era también irme con algo , era crecer y fue cerrar.

1 comentario:

BLUEKITTY dijo...

Wow, es lo único que puedo decir. Fortaleza es una palabra que aún me cuesta aprender.

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